jueves, 1 de marzo de 2012

Torn 9

-Respira profundo, Abbie- se dijo a sí misma.
Siempre le pasaba lo mismo, el primer día de clase siempre le era difícil.
-Sonreí, nadie se tiene que dar cuenta de que sos una infeliz.
Sacudió la cabeza y se miró el espejo. Ella siempre era la chica que estaba feliz y no le preocupaba nada, que no dejaba que nada pase su armadura de hierro, pero todo eso era una imagen falsa, sonreía ahora y lloraba de noche, cuando estaba sola, cuando nadie estaba alrededor.
Se alisó la remera, acomodó su pollera y se pasó los dedos por el cabello que lo tenía suelto y todo lleno de nudos. El verbo peinarse no significaba nada para ella.
Trató de reírse de ella misma, de su pelo y lo despeinado que estaba y una gran sonrisa salió a flote.
Escuchó como el timbre del recreo sonó a lo lejos y salió disparada del baño hacia el aula de su mejor amiga. Esquivó estudiantes, saludó a un par y chocó con otros. Realmente debía dejar de fumar antes de ir al colegio, todas las imágenes se le mezclaban, pero lo necesitaba para poder pasar la presión que sentía, tenía que estudiar, tenía que pasar de año, tenía que ser perfecta.
Subió la escalera y caminó hasta el curso, pero cuando quiso entrar algo la golpeó, un muro de carne, con un olor a perfume perfecto. Dio un paso atrás y levantó la mirada y un cosquilleo le recorrió el cuerpo. Lo miró a los ojos y no pudo salir de ellos. Quiso decir perdón, pero nisiquiera pudo susurrar, estaba perdida en su mirada. Podía sentir como el la leía, como podía ver en el fondo de su alma.
-Perdón- dijo, con esa voz que ella recordaba del día anterior... su hermosa voz.
Liam siguió caminando, como si no hubiera pasado nada, como si la única que hubiera sentido la conexión fuera ella.
-No, fue mi culpa...-dijo cuando él ya había bajado la escalera.
Que tarada. Él nisiquiera la había registrado. Aunque en el fondo de su cabeza sentía una voz que le decía que él también se la quedó mirando de la misma forma.
Una parte de ella quería que eso sea verdad, pero la otra le decía que no se ilusione que nadie puede ver de esa manera a un desastre como ella.
-Abbie!- escuchó que su amiga la llamaba desde el aula.
-Hey- la saludó y entró -¿Qué onda ese chico? El que acaba de salir.
-¿Liam Payne?
-Supongo- quiso ocultar de que sabía su nombre, de haberlo escuchado en el consultorio médico-, ¿de donde viene?
-No dijo mucho... creo que se acaba de mudar, va, no escuché cuando el profesor le preguntó, habló muy bajito. Debe de ser un chico muy tímido, o algo porque Liz se le acercó a hablar y él solamente la ignoró.
¿Alguien ya le había echado el ojo? Cerró las manos y se clavó las uñas. Tal vez era de esos chicos se creían suficientemente buenos para cualquier persona.
-No debía de estar interesado en una zorra como ella.
-Ohoh, eso me suena a alguien celosa-dijo, Harry.
-Ok, vos sos nuevo-dijo Abbie con una ceja levantada mirando al que se encontraba sentado al lado de su amiga.
-Sí, soy Harry y asumo que vos sos Abbie.
-Sep, ¿Siempre entras en confianza así de fácil?, ¿Quién te dejo sentarte con mi mejor amiga? Más te vale que no me reemplaces Bandit- la miró con el ceño fruncido.
Harry soltó carcajada y Bandit revoleó los ojos.
-Shh... Así que Payne...
Abigail se puso colorada y miró para otro lado.
-Me parece que tenemos que hablar muchas cosas, Bandit Alexander- dijo mientras miraba a Harry.
-Seguro, Abigail Fletcher- se rió.

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