viernes, 17 de febrero de 2012

Torn 4

La puerta del consultorio se abrió y una nena salió seguida por un chico alto, cabellos castaños y ojos dulces con una expresión seria.
-Bueno, muchas gracias doctor.
-De nada Liam, solo le tenes que dar ese medicamento y ya está.
Una pequeña sonrisa tímida apareció en su rostro, alzó a la pequeña y  le estrechó la mano al señor con barba que estaba detrás de él.
Abigail no le podía sacar los ojos de encima. Su corazón se aceleró y las manos le empezaron a sudar. Era el chico más perfecto que había visto. Todo sobre él le de daba curiosidad, era un sentimiento extraño. Era con la clase de persona que ella nunca se relacionaba, que nunca se acercaba a hablar.
De repente envidió a la niña por estar en sus brazos, por la mirada que tenía hacia ella, como de protección y cariño, era de una forma que nunca la habían mirado.
Lo siguió con la mirada hasta la salida de la sala de espera y Liam se giró para cerrar la puerta y sus miradas se cruzaron. Sus mejillas se sonrosaron y un sentimiento de vergüenza la llenó. Estaba hecha un desastre, se había recogido el pelo en una colita alta así no más, y la ropa que llevaba puesta le iba grande, ni siquiera se había molestado en cambiarse cuando salió de la cama. Iba a la clínica, no a un desfile de modas, pero se arrepintió de ese pensamiento en el momento que ese chico había posado los ojos en ella.
Seguro le doy asco, no pudo evitar pensar.
Se clavó las uñas en el brazo y bajó la vista apenada mientras que Liam abandonaba la habitación.
Ella era un lío, su pelo era un lío, su ropa y su vida también.
¿Quién la iba a mirar con amor si era la mierda personificada? 
Se odiaba, no sabía por qué seguía existiendo. Miró a su madre, a la espectacular mujer que tenía a su lado, con figura esbelta, cabello corto, expresión firme pero que siempre se veía hermosa. ¿Por qué no había salido como ella? ¿Por qué no le había enseñado a vestirse o a comportarse? Había desaparecido la mitad de su vida y encima pretendía que sea como ella, perfecta. Era eso o no ser nada, no podía aceptar que era un gran error, que todo lo que hacía estaba mal y no la podía apoyar en ninguna cosa. ¿Si no podes confiar en tu propia familia para que te acepte, quién lo va a hacer? Solamente su mejor amiga y aveces sentía que ya la hartaba de tantas idioteces juntas.

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