''Mi vieja me arrastró a la guardia de la clínica'' leyó desde su celular Bandit en el aula de clase y soltó el aire que estaba reteniendo en los pulmones.
''Ok, primer día de clases y ya faltas x3'' le respondió a su mejor amiga.
Miró a su alrededor y volvió a respirar profundo. Último año, mismos compañeros, ninguno nuevo por ahora. Ah, y estaba sola en el aula. Genial. Maldecía a Abbie por haber repetido el año y encima ahora no venía al colegio porque estaba enferma.
''Me va a hacer millones de análisis, no quiere que me quede de nuevo libre, pero bueno, contame todo después y perdooooón!''
''Y tiene razón, espero que salga todo bien''
No quería que ella pase por lo mismo de nuevo, si lo podían evitar, mejor.
Contempló a sus compañeros y cerró los ojos unos segundos. ¿Por qué tardaba tanto en llegar el profesor? Los primeros días siempre eran iguales, tardaban años en ir al curso y encima para no hacer nada. Quería que sea el recreo para ver a sus amigos. Los extrañaba, Louis había pasado todo el verano viajando por América y Niall fue a Irlanda con su familia y ni siquiera los pudo ir a despedir al aeropuerto porque sus padres no la dejaron. Eran inseparables y pasar tres meses sin verse era raro y le dolía que no se hayan comunicado con ella.
Miró a la puerta, tratando de hundir ese pensamiento en el fondo de su cerebro. Rozó con la punta de sus dedos una de sus lastimaduras en el brazo y la apretó. Necesitaba distraerse. Vió a un grupo de personas reunidas en la entrada del aula, trató de divisar quienes eran pero de tan lejos no podía ver y no se iba a poner sus lentes.
La puerta se abrió y el que la cruzó fue Zayn Malik, el perfecto y hermoso Zayn Malik. Su ex mejor amigo. Él mágicamente se olvidó de que ella existía en el momento en que se enteró que estaba enamorada de él.
-¿Ya empezaste a llegar tarde?- preguntó Camilla.
El chico le sonrió y se sentó a su lado. Bandit no pudo evitar de seguir cada movimiento con la mirada hasta que él le clavó sus ojos miel en los de ella y percibió un poco de desprecios en ellos.
Odiaba que la mire así, que le haga saber solamente con una mirada de que no vale nada. Se pellizcó la muñeca, esperando morir desangrada. Suspiró.
Empezó a buscar en su mochila el libro que estaba leía en sus tiempos libres y la puerta se volvió a abrir. Se encontró con unos ojos un tanto conocidos, llenos de timidez y aventura.
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